Pantone es una compañía fundada en Nueva Jersey en 1962 que comercializa muestras de color estandarizadas. Pero también es la empresa que desde el año 2000 predice cuál va a ser el color del año. Una decisión que tiene consecuencias, por ejemplo, en la industria de la moda o en la de la decoración. Y este jueves ha anunciado de qué color se va a teñir 2018: el verde amarillento deja paso al ultra violet, concretamente el ultra violet 18-3838.
Se trata de un tono morado, el mismo, por ejemplo, de uno de los trajes más icónicos llevados por el desaparecido Prince o el color del que se inundó su casa tras la noticia de su muerte. El ultra violet ha sido elegido por Pantone para “evocar un estilo de contracultura, el agarre de la originalidad, el ingenio, el pensamiento visionario que nos dirige hacia el futuro”, ha informado Laurie Pressman, vicepresidenta de la compañía, a Associated Press. Para ella, una elección que es un verdadero reflejo de lo que necesita hoy el mundo: “Vivimos en tiempos complejos. Vemos el miedo de ir hacia delante y cómo la gente está reaccionando a ese miedo”. El color, añade Pressman, “es de los más complejos porque coge dos sombras que parecen diametralmente opuestas, como el azul y el rojo, y las une para crear algo nuevo”. El ultra violet tiende más al azul que a un violeta, “lo que habla de la cualidad espiritual de la conciencia”.
Un color de un tono más bien frío que este 2018 inundará la decoración, la moda (por ejemplo, ya se ha visto en una de las camisetas de la colección primavera/verano 2018 de Kenzo o detalles de la colección de Moschino), el arte e incluso la comida. Y un tono al que el Pantone Color Institute le ve cualidades como que despierta a la rebelión a la par que transmite la paz de la Provenza y sus campos de lavanda. Una elección realizada por los directivos de la compañía junto con varios expertos teniendo en cuenta la coyuntura económica, política, las películas y canciones del momento que ven a lo largo del pasado año distintas partes del mundo.
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